Conforme avanza el siglo XXI nuestra sociedad incrementa exponencialmente peligrosas divergencias en todas las áreas. La irritación colectiva se acentúa anticipando mayores males. Lo sabemos: tras la irritación sostenida sobreviene la ira, antesala segura de perversos desencuentros. Llegados a ese punto acrecentado, la ira es una gran herramienta, como en todos los tiempos, para incitar al odio y mover a las masas y enfrentarlas. La ira, de seguir en aumento, sube un peldaño más y pasa de las palabras a los actos violentos, siempre muy bien excusados. Las precedentes llamadas a la indignación y a la ira dirigidas a un sector descontento de la población anuncia los primeros amagos de violencia que pueden desembocar en caos, desobediencia civil, desórdenes de toda clase, falta de acatamiento furioso a las Leyes, revueltas incontroladas y, finalmente, amotinamiento y guerra donde abiertamente ha de correr la sangre.
La ira cursa rápida metástasis en el cuerpo social comenzando su fuego por las mentes más fanáticas, torpes, tardas e influenciables. La ira colectiva es un marcador bastante seguro a la hora de señalar un inminente peligro.
Desde este blog queremos discernir claramente sobre el fenómeno de la ira por ser el primer paso de toda confrontación. Queremos poner en claro que su única utilidad consiste en formar polvareda en las mentes de manera que imposibiliten la lucidez propia de un razonamiento al que tiene derecho todo ciudadano sin ir acompañado de venenos emocionales astutamente cocinados.
Daremos paso a las ideas esenciales expuestas por Séneca al respecto introduciendo sus reflexiones y comentándolas. Expondremos por partes sus razonamientos a través de post consecutivos.
Comenzaremos por un breve comentario del primer libro de Séneca “De la ira”. Será sólo un germinal deseo que nos ayudará a comprender la dirección y el fundamento de su discurso.
Asegura Séneca:
“Esta pasión (…) es la más sombría y desenfrenada de todas. Las otras tienen sin duda algo de quietas y plácidas; pero esta es todo agitación, desenfreno en el resentimiento, sed de guerra, de sangre, de suplicios, de arrebato de furores sobrehumanos, olvidándose de sí misma con tal de dañar a los demás, lanzándose en medio de las espadas, y ávidas venganzas que a su vez traen un vengador. Por esta razón alguno varones sabios definieron la ira llamándola locura breve; porque, impotente como aquella para dominarse, olvida toda conveniencia, desconoce todo afecto, es obstinada y terca en lo que se propone, sorda a los consejos de la razón, agitándose por causas vanas, inhábil para distinguir lo justo y verdadero, pareciéndose a esas ruinas que se rompen sobre aquello mismo que aplastan."
Usaremos esta metáfora final a modo de colofón, ya que con toda claridad nos permite comprender que, a la postre, tanto daño recibe quien con ira actúa como quien con ira es damnificado.
Cerraremos esta primera parte con la metáfora que da fin a la cita. La escribiremos en negritas debido a su fuerza gráfica así como a su valor como frase memorable.
El arrebatado por la ira…
SE PARECE A ESAS RUINAS QUE SE ROMPEN SOBRE AQUELLO MISMO QUE APLASTAN.”
Comentarios