top of page

Un paradigma se define como: «ejemplo» o «modelo». El término paradigma puede ser utilizado como sinónimo de marco teórico o conjunto de teorías. Las actuales críticas a la Astrología provienen, por lo general, por parte de personas que juzgan este conocimiento desde un paradigma distinto a aquel en que se fundamenta.

Pondré un ejemplo sencillo respecto a la confusión generada en torno a la interpretación errónea de un paradigma cuando se comprende cerrilmente desde otro: Un observador conocedor del juego del ajedrez observa a dos individuos que juegan a las damas sobre un tablero que, lo sabemos, es igual que el del ajedrez. El observador, que sólo conoce las reglas del ajedrez, sus piezas y los movimientos propios de ellas, así como la finalidad que persigue cada jugador, al ver realizar sobre un tablero igual que el del ajedrez movimientos ajenos a sus paradigma, juzga entonces que quienes juegan a las damas no saben lo que están haciendo. Lo que le engaña es que el fondo sobre el que se estable el juego, es decir, un mismo tablero, es válido para dos juegos diferentes. Lo lógico sería preguntar por qué reglas se rigen los jugadores antes de llevar a cabo un juicio (pre-juicio) condenando por absurdo el juego de las damas al tratar de encajarlo desde el paradigma supuestamente único del ajedrez.

 

¿Este ejemplo parece pueril? ¡No! El mismísimo astrónomo Halley se burló de Newton debido a su declarado interés en profundizar en las matemáticas para poder conocer más a fondo la Astrología.

 

Cansado ante la insistente crítica a la Astrología por parte de Halley el genial físico le espetó en una ocasión: “Es evidente que usted no estudió Astrología, yo sí”.

 

Y es que una cosa es ser científico, es decir, seguir la senda del método científico, que es claro, conciso y valioso dentro de su paradigma y otra bien distinta es ser “cientifista”, es decir, admitir tan sólo la validez del paradigma científico elevándolo a la categoría de dogma.

 

Desgraciadamente es el dogmatismo de ciertos científicos una secuela de las religiones populares a la que se aferran personas de mente posiblemente brillante, como pudo ser la de Halley, pero inflexibles en sus criterios, algo que no era propio de Newton.

 

El “cientifista”, que ni científico, sólo admite como veraz al paradigma científico tildando de pensamiento arcaico o de residuo del pensamiento infantil, que, por supuesto, carecen de veracidad es por lo general engreído y sádico con los que no comparten su paradigma porque, debido a su infatuación, ni siquiera se plantea la hipótesis de la existencia de otras vías de conocimiento fuera de la suya. Insisto, se trata de una peligrosa herencia dogmática deslizada desde las iglesias populares a los laboratorios.

 

Un ejemplo de esta clase de error, en este caso estrepitosamente manifiesto, fue protagonizado por Carl Sagan en su celebrada serie “Cosmos”. Refiriéndose a la Astrología concluye tajante y sin pestañear: "¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces ni ahora. Yo nací en una habitación cerrada, la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación, sin embargo la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca?" 

 

El argumento es indiscutible y Sagan tiene razón, sí, pero razón concebida dentro de su paradigma. Porque plantea la Astrología en términos de “influencias desde un punto de vista gravitatorio.

 

Desgraciadamente, muchos astrólogos caen en este error. Ser científicos por el miedo a ser catalogados por estos (suele ser hábito común) como vestigios del pensamiento arcaico/infantil, supersticiosos cuando no puros charlatanes. 

 

La Astrología no es una ciencia en el sentido que le damos actualmente al término, donde “ciencia” corre asociada a un método de conocimiento muy concreto. La Astrología de ser una ciencia, sería ciencia conjetural, y claro, también, es Arte. Su complejidad y belleza es tal que sólo está reservada a los que deciden estudiarla a fondo desde la matemática sí, pero también sin faltar a las reglas metafóricas que rigen la poética. No es física, es metafísica.

 

La Tabla Esmeraldina afirma respecto al entrelazado no causal entre cielo, la tierra y el hombre: “Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno.” ¿Difícil de entender? Para quien le falte la sensibilidad, la capacidad de observación global, para el que no asume  como metodología la disección forense de su objeto de estudio (reduccionismo) y es por lo tanto tan intuitivo como lo pueda ser un artista o un místico, no le resulta tan difícil comprender sus fundamentos esenciales.

 

En próximos artículos abundaremos más sobre la Astrología en la Historia del hombre con la intención de minimizar su confinamiento degradante actual desfigurado por los prejuicios, la ignorancia y el abuso popular de sus tópicos aceptados por aquellos que son muy crédulos.

el espejómetro.jpg
bottom of page